No, no es una canción de Amaral. Desconozco si Marta, Guille, Seba y los demás eran reales pero Natalia, Txetxu y Zeus lo son y muy cercanos. Han nacido aquí, viven aquí y aspiran a hacer de su pueblo un mejor lugar para vivir. Pecan de los excesos de entusiasmo propios de su edad pero, al cambio, ofrecen una sinceridad que aplasta.
Hablan en su nombre y en el de otros jóvenes que tienen una idea. Una hermosa idea para devolvernos dignidad a todos los vecinos de esta ciudad tratando con decencia a los animales que con nosotros conviven. El refugio de animales que plantean no es tan sólo una solución a un problema de salud publica, de convivencia o de imagen ante nuestros visitantes que puedan provocan ese desprecio a los animales. No se trata solamente de recoger perros abandonados. El refugio es una pizca de nobleza que, con cuatro duros y un mucho de entusiasmo y entrega, pretende devolvernos otra imagen de nosotros mismos. Una imagen más limpia y digna que la del infame trato que proporcionamos en este pueblo, en algunos casos, a los animales. Desatención y crueldad frutos de la incultura, ese lastre tremendo que arrastramos y que, como decía Simone de Beauvoir, "encierra al hombre en su propia cárcel"
Desconozco de estos chavales casi todo y no se si serán capaces y constantes y si sacarán adelante su idea o si sabrán mantenerla. Pero estoy convencido de que merecen la oportunidad de demostrarlo. Ellos también tienen su sueño, como el doctor King.
Es sencillamente increíble que nuestro Ayuntamiento no disponga de las ridículas dotaciones que ellos les demandan, desde hace muchos meses, para poner en marcha esta idea. No alcanzo a comprender qué razones, si es que las hay, retrasan una idea que beneficia a esta ciudad y a su ayuntamiento desde cualquier ángulo desde el que se la mire. Más de ochocientas firmas, recogidas sin grandes aspavientos, les avalan. Pero no me sorprenden nada ciertas actitudes hipócritas de estos gobernantes, cuya prédica ideológica no ve mas allá de donde se estira su nariz en víspera electoral.
Sólo hay una cosa peor que demostrar, como en este caso, que se tienen las entendederas muy duras para gestionar desde la política ideas así... y es demostrar que se tienen muy duras las entendederas del corazón.
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