jueves, 7 de febrero de 2008

Plus de Ciudadanía

Fernando Alonso, en una de sus declarciones anteriores a este fin de semana, adviertía que la Fórmula 1 en España esta "sobredimensionada". Yo siempre he sido aficionado a este negocio que me resisto a llamar deporte y he gozado con él muchísimo. Pienso, modestamente, que a muchos de los neoaficionados les vendría bien dedicar unos ratitos a indagar y ver carreras de los mejores pilotos de todos los tiempos, que ahora es fácil hacerse con esas imágenes. Y a algunos ciertamente les vendría bien un poco menos de forofismo papanatas.

A lo primero: entiendo que no todo el mundo tiene por qué acercarse a los fratricidas duelos de Senna y Prost, a la agresividad de Niki Lauda o la temeridad de Nigel Mansell. No creen necesario conocer el "nuevo 'circvs maximus' y sus nuevos gladiadores" para opinar. Doctorados ya en las primeras letras. Allá cada cual y cómo administre sus silencios.

Cuando Alonso habla de "sobredimensión" me temo que ser refiere a lo segundo. Forofismo y patrioterismo barato que desde luego no es accidental. Este tipo de actitudes, que en algunos casos desembocan en incidentes como los de Montmeló del fin de semana, ni son casuales ni desde luego aparecen por generación espontánea.

La cadena televisiva con los derechos de retransmisión viene alimentándolo sistemáticamente desde la aparición de Alonso como una campaña de marketing implacable. Asistimos a un nuevo fenómeno, distinto, por más que se quiera comparar, al de la violencia en los estadios de futbol. Allí son los clubes los directos responsables por no evitar, cuando no alentar directamente, la presencia de indeseables incívicos en los recintos deportivos. En este nuevo fenómeno es la empresa, que obtiene pingües beneficios con estas retransmisiones, quien solivianta inmisericordemente los ánimos para generar mayores espectativas económicas para la nueva temporada. Sin ánimo de restar autonomía a nadie para hacer el cabestro 'motu proprio', muchas de estas actitudes tienen como causa lo antedicho.

Y en esto que los profesionales de la cadena se escandalizan como señoronas victorianas cuando dan cuenta de esos incidentes, cuando ya les es imposible minimizarlos, cuando hay hasta amenazas del tirano Ecclestone de tomar medidas contra Montmeló y dejan solas a sus criaturas, a sus frankensteines de elaboración casera. Ya no los conocen. Ya no son la "alegre muchachada" que celebraban diez segundos antes. Así que no tienen ni una respondabilidad en esos comportamientos, ni una disculpa que presentar. Estos tipos siempre por encima del juicio social. Siempre por encima de toda duda.

Aborrezco ese tipo de periodismo juez y parte, que muestra su cobardía azuzando e insidiando y corre como damisela en apuros a socorrerse en las libertades, las mismas que liquidan cuando alguien les pone en tela de juicio sus actitudes. No soporto a estos periodistas que se creen más ciudadanos que otros, que creen que sus ideas estan por encima de las de los demás y que se erigen irresponsable(que no inconsciente)-mente como pregoneros de "la verdad" desde las atalayas desde las que vociferan su deformada realidad. Falsos notarios, sin oposición, a los que nadie nombró ni eligió. Ocurre sin fronteras espaciales ni temporales ni cuantitativas ni cualitativas; desde lo local a lo internacional, ayer y hoy, casi todos los dias, desde la anécdota -como el caso que nos ocupa-, hasta acciones infames que crean severos problemas de convivencia.

Nadie les ha dado ese Plus de Ciudadanía del que se creen legítimos titulares. Por mucho periodismo que ejerzan. Ni por mucha libertad de expresión a la que se acojan.


P.S.: Un guiño, el enlace, para todos los que queremos a Alonso en Ferrari

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