La niña se disgusta. Pone cara de enfadadita y hace mohines.
-'Joooo, quiero una llamada... ¿¿de que color es el caballo blanco de Santiago...??'.
Silencio.
-'Realizadoooor... quiero una llamada!!'.
Entre tanto entra o no una llamada, asoma un poquito más el bendito canalillo...
Después de 15 minutos con la misma monserga, por fin entra una llamada...
-'hola ¿quien eres?...'
-'soy Pepe de Alcorcón...'
-'hola Pepe...' '¿de qué color es?...'
Pepe duda...
-'estooo ¿verde?...'.
Yo siempre tengo presente la máxima de un amigo que dice:
'yo no conozco ningún tonto'.
Analizando bajo esa perspectiva
'los concursitos' de marras, Pepe no es desde luego tonto, ni mucho menos, incluso dudo de que no tenga algo que ver con el tinglado. Preguntas de hacer la 'o' con un canuto, para bobos solemnes, y que parece no conocer ni cristo... hummmm ... yo no conozco ningún tonto... ¿que pasa?... pues que se induce a pensar que no hay llamadas... pero como es evidente, nada mas lejos de la realidad.
Las cadenas de televisión colaboran con esta publicidad engañosa y miserable, con estos concursos que inducen al espectador a pensar en cosas que no son reales, cómplices de un muy suculento negocio. ¡Porque llamadas si que hay!. ¡Y muchas!. Pero se induce a pensar al espectador justo lo contrario. ¡Uyuyuyuy... que huele a pegado mama!.
Para comprobar lo que decimos, por cierto
nada nuevo bajo el sol lo mejor es echar un vistazo a las
bases de participación en estos 'concursos del timo' publicadas -les obliga la ley- en concreto en este caso por La Sexta. ¡A ver si alguien es capaz de traducirlas al cristiano!. O mejor, a ver si alguien es capaz de explicarnos el mecanismo mediante el cual se seleccionan que llamadas -de las muchísimas como reconocen las bases- entran en antena y cuando.
Aunque, tal y como digo, supongo que todos estamos al tanto para que no nos la den con queso y, como en la mili, no conozco a nadie que se 'chupara una guardia'.
Y ya que hablamos de
Papa llama y de benditos canalillos, es imposible no acordarse de Nuria Bermúdez, ahora reformada en representante internacional de jugadores de fútbol, entre ellos su pareja Dani Güiza. Con lo
'venados' que son los italianos, y habiendo más de uno que ha jugado o juega en España, no me extrañaría que le hubieran recordado ayer a Güiza el pasado de la
'Ber' en la puerta de los hoteles de concentración del Madrid. Pero ya se sabe, lo que pasa en el campo se queda en el campo... y a la calle Italia.